¿Por qué escribir un libro si puedo escribir 100 diarios?
El poder del journaling como herramienta para documentar tu día a día y tener siempre algo sobre lo que escribir, desahogarte y guardar un bonito recuerdo.
Como una chica de los 90 que soy, no podría decirte la cantidad de diarios íntimos que tenía. Me encantaba cuando era mi cumpleaños y me regalaban uno nuevo. Y ahí podía volcar mis pensamientos más íntimos, además de lo que ocurría cada día.
Me fascinaba lo secreto detrás de esta práctica.
Cerrarlo con un candado, llevarme la llave al cole, pensando que a alguien podría interesarle entrar en las profundidades de mis pensamientos y descubrir que mis amigas se iban a «el escondite», así llamábamos a unas escaleras que daban a una puerta cerrada en el patio del colegio, a darse sus primeros besos. Yo nunca me di unos besos en ese escondite, pero sí era la amiga fiel que vigilaba que no pasara ninguna monja y descubriera el pastel.
Mi mayor osadía era confesar todo esto en ese diario, seguido de juicios sobre todo lo que pasaba en el colegio. ¡Ay de mií, como alguien abriera ese diario y descubriera todo lo que tenía que opinar!
Sigo siendo igual.
Ahora ya me doy besitos, eso sí, pero lo de escribir sobre todo lo que pasa, sobre los pensamientos que me despiertan todo lo que ocurre a mi alrededor, eso es una costumbre que no he perdido, y que espero no perder.
A veces, las emociones se nos acumulan y sentimos la necesidad de liberar todo lo que llevamos dentro. Una forma de expresar cosas que no queremos, podemos o nos atrevemos a soltar por la boca.
O que no nos sale.
Creo que hay personas que están(mos) tan acostumbradas a escribir, que se ha desarrollado en ellas una capacidad enorme en esta línea haciendo que la de expresarlo verbalmente haya quedado mermada en cierta medida.
No lo sé, no soy psicóloga. Pero apoyo mi teoría.
El journaling consiste en dejar un registro escrito en un diario o cuaderno, ya sea en forma de textos, dibujos o incluso collages. No hay reglas, puedes escribir sobre lo que quieras: tus pensamientos, emociones, sueños o simplemente cómo te fue en el día.
Es un espacio tuyo, donde las palabras fluyen sin juicio ni presión.
A niveles prácticos, a través del journaling, se crea una rutina que mejora la escritura y ayuda a organizar ideas, procesar emociones y ver determinadas cosas con mayor claridad.
Uno de los aspectos más bonitos, a mi parecer, de escribir un diario es lo sencillo y natural que resulta documentar la vida cotidiana.
A veces, en medio de la rutina diaria, olvidamos lo valioso de los pequeños momentos, pero al escribirlos, les damos una nueva dimensión. Puede ser algo tan simple como una charla con un amigo, el café que te tomaste por la mañana o el paseo que diste al atardecer.
El journaling te invita a detenerte, reflexionar y, de alguna manera, vivir dos veces.
Desde hace un par de años, tengo un diario de viajes con mi familia. Me lo llevo a todos los viajes que hacemos. En él, documento lo que hacemos cada día y además, pegamos fotos y hacemos dibujos. Participamos todos.
Además, hay tantas maneras de hacer journaling: puedes escribir, dibujar, hacer scrapbooking o mezclar todo eso en un collage que refleje tus días.
La belleza de esta práctica está en su flexibilidad, en cómo se adapta a ti y a tu forma de ver el mundo.
Otra rutina que me gusta mucho es la de escribir cada día algo que te haya hecho feliz, algo que te haya gustado, algo que quieras recordar, en un papelito. Los metemos en un bote y los leemos a final de año. Así, recordamos juntos 365 cosas que ese año nos hicieron felices.
Escribir todos los días, aunque sea un poco, es un acto de amor propio. No se trata de crear algo perfecto, sino de liberar lo que llevas dentro y permitirte ser vulnerable contigo mismo.
Lo maravilloso de escribir un diario es que siempre estará ahí, esperándote, para cuando lo necesites.
Luli ✨
Cierto, 😃 en la flexibilidad