Querido diario: estos son los highlights de mi 2024
Muchas vivencias, mucha actividad. Una dicotomía loca entre no perderse nada y querer estar tranquila en casa. ¿Pero qué es eso de estar tranquila en casa? Que alguien me lo cuente.
2024 empezó en casa con una gran fiesta en familia y la presencia estelar de mi primo Germán, que trajo a su novia Caro. Desgastamos el photocall de champán como si hacer fotos fuera gratis. Menos mal que lo es. Fuimos a ver a Monet y respetamos la tradición de ver la cabalgata en Rivas. Que no se pierdan estas buenas costumbres. Los Reyes Magos vinieron cargados, pues somos gente buena y eso se sabe, se nota, se siente. Celebramos el primer cumple Koala, Gonza cumplió 5 y la abuela Marisa 63. Nació Adriana y en el cumple de Vero me bañó un camión de aguas residuales de Madrid. Y aún así me quedé. Un beso al Ayuntamiento. Me cambiaron el nombre cuando me hice española. Ahora tengo dos identidades y tres nacionalidades. ¿Qué me siento? me preguntan a menudo. Sigo sin saber responder.
En febrero celebramos el carnaval vestidos de ladrones mientras Sergio hacía de policía, estuvimos en el cumple de Carmen y me apunté a un curso de guion de comedia. Sergio, Ale y yo nos fuimos a pintar conejos de pascua al Vips, en una alternativa a un plan que se truncó y casi fallezco con los Open de CrossFit en el Titans, hubiera sido rodeada de gente buena y eso siempre le da calidad a las desdichas.
En marzo fui a Valencia a ver al Real Madrid sin ser yo nada de eso pero me comí la mejor burger de España. Celebré mi cumple en casa con mi familia y amigos. Bebimos margaritas y pintamos bolsas, que se note que somos señoras. Cuando me cantaron el cumpleaños feliz, el vecino se quejó y tuvimos que revisar los términos vecinales. Me llevé a los niños a merendar a La Rollerie y pedimos como buenos gochos. En Semana Santa fuimos a Gavilanes con gente con la que podría pasar todas las vacaciones del mundo, siempre es bien. Empezó la primavera y pillé a Sergio ahorcando a Diego en la terraza. No es fácil ser hermano mayor.
En abril corrimos el final de la media maratón con Tony y mi padre sobrevivió a la angustia de viajar gratis y estuvo unos días en Buenos Aires. Días que recuerdo por tener que criar a mis hijos más tiempo del que acostumbro. No deberían aficionarse a este tipo de actividades. Festejaron con Jime los 41 y nosotros le hicimos a la abuela Glory una fiesta sorpresa por los 70. Escribí el primer libro para los Koalas y Sergio se fue a dormir a la granja. Lloré cuando se iba como si estuviera independizándose. Solo fue un día sin noticias y me di cuenta lo enganchados que estamos a la información constante.
En mayo Diego cumplió dos y lo celebramos en Benicassim porque teníamos un bodorrio. Glory y yo corrimos la carrera de la mujer y luego nos fuimos a celebrar el cumple de Adriana y Diego en familia. Los niños se vistieron de chulapos, tomamos limonada y rosquillas en dos fiestas y Diego se abrió la barbilla por un golpe con la moto, presuntamente no llevaba Chupa-Chups, hay varias versiones de los hechos. Se casaron Ruiz y Ceren, me apunté a cerámica y ahora como en mi propia vajilla, lo que le da calidad a mis comidas. Terminamos paseando en las barcas del Retiro.
En junio empezamos viendo al Real Madrid ganar la Champions, fuimos a hacer la prueba de natación e inauguramos la temporada de chorros con los Koalas. Fui con mis besties a un festival de reggaeton y perreamos hasta el suelo, o mejor, hasta que Vero perdió la falda. Fuimos a comprar cuentos a la Feria del Libro y nos perdimos yendo a la excursión de fin de curso. Caro cumplió 32 y le hicimos una fiesta sorpresa. Arrancamos la temporada veraniega en El Tejar, tuvimos el último cumple Koala y nos despedimos hasta septiembre. Celebramos los 40 de Esther y nació Felicitas, bendita tu eres entre todos los nenes de esta familia.
En julio fuimos de excursión por el centro a conocer el Palacio Real y por fin a la playa, Huelva nos esperaba un año más, el recepcionista se acordó de nosotros en cuanto vio a los niños. No sé si esto es algo de lo que presumir. A la vuelta nos hicimos una escapada de nuevo con los mejores compañeros de aventuras familiares y otra con los abuelos y las tías. María, Vero y yo decidimos ir a pasar el día a Valencia. Comimos paella frente al mar, nos echamos la siesta y de repente se nos ocurrió que una hora antes de que saliera el tren de vuelta, lo propio era hacerse un tatuaje. Di el primer taller de escritura y me enganché. Carla cumplió 8 y vimos a Karol G en el Bernabéu. Increíble espectáculo. Sergio cumplió 4 y le regalamos una bici sin pedales. Decidí dejar las redes sociales durante las vacaciones tras comprarme un collar que no necesitaba. No volví hasta mediados de septiembre.
En agosto Tony cumplió 38, celebramos y nos fuimos a Galicia. Una casa en medio del monte a la que venían a saludarnos las vacas por la mañana. Comimos por encima de nuestras posibilidades y navegamos con la barca hinchable. Estuvimos con los abuelos, conocimos al cerdo Antón y comimos peras y manzanas de la huerta del tío Paco. De ahí nos fuimos a Isla a encontrarnos con los primos, también estaban Dani y su familia. A la vuelta a Madrid celebramos el cumple de Sergio y Carla en familia. Nacieron el primito Luis y Lucía. Vino Clara con su familia de visita a casa y nuestros hijos se conocieron. Ella no lo sabía pero se iba a llevar un precioso souvenir. Nos llevaron a cenar asado a casa de un futbolista famoso y nos enteramos de salseos que nunca podremos compartir. Sorry.
En septiembre vuelta al cole, empezamos piscina e hicimos la primera pijamada real con los primos. Dormimos en el salón y cenamos pizza. Vimos a La Ruina en directo y una dermatóloga me recomendó una crema que me abrasó la cara. Fuimos a Salduero a una carrera de bicis que al final corrió solo Mario y jugamos al bingo pero no nos tocó nada. Sergio quiso apuntarse a fútbol y cuando le dijimos que tenía la prueba nos dijo que qué prueba ni qué prueba, al final no va.
En octubre empecé el máster que me tiene feliz y también a escribir una novela. Mientras tanto, sigo escribiendo cuentos para los niños, esta vez le tocó a los pingüinos de Diego. Nos apuntamos a un taller de cerámica y resultó ser para niños. Niños que lo hacían bastante mejor que algunas adultas allí presentes. Paula cumplió 30 y el Pochiluland nos disfrazamos de Los Simpson. Celebramos Halloween con 3 fiestas en un día y caramelos que nos durarán hasta 2027. Fuimos al festival Nostalgia Millenial, bailamos como cuando éramos veinteañeras y Alex Ubago nos amargó. Luego Vero se lo volvería a encontrar en una fiesta. Celebramos el primer cumple Koala del año y la Kuki cumplió 12.
En noviembre Sergio fue al cine por primera vez con sus primos y yo me fui a Logroño con mis amigas. Compramos un décimo que no tocaría, a pesar de que el gordo este año se vendió íntegro allí. Tuvimos más suerte con el vino, no nos dejamos ninguno por catar. Fuimos de spa y mi coche me atropelló mientras yo conducía. Papá cumplió 63 y fuimos al teatro a ver Frozen. Preparé un calendario de Adviento muy currado, aprendí que no hay que hacerlo, también hice un memory de los koalas y el amigo invisible pirata con mis amigas. Me tocó el aceite y hubiera sido capaz de enganchar de los pelos a la que intentara quitármelo. No pasó.
En diciembre fuimos a las Navidades Mágicas de Torrejón, hicimos la carta de los Reyes Magos, tuvimos 300 eventos navideños, fiestas, encuentros y celebraciones. Operaron a papá y salió todo bien. Fui con mis amigas al bingo de señoras y una vez más no me tocó nada, pero me dio la idea del bingo de molonas. Vimos a los Reyes Magos en la fiesta del Tejar y a Papá Noel en la fiesta del cole de Diego. Celebramos la Nochebuena y la Navidad con la familia Bueno en una casa rural. Yo fui al concierto de Estopa, Diego fue al teatro por primera vez y Sergio repitió cine.
Hoy vamos a correr la San Silvestre y celebramos la Nochevieja en casa, con una buena fiesta como empezó. ¿Un año redondo? No lo creo. Pero un año feliz.
Feliz 2025 para todos.
Luli ✨