Querido diario: ¿qué es el cuerpo perfecto?
Termina el verano y terminan las publicaciones de operación bikini. Pero vuelve la presión por apuntarse al gimnasio en septiembre. ¿Para qué?
Como cada mañana se levantó y fue al baño.
Esta vez permaneció mirándose al espejo más de lo habitual.
Sonaba de fondo la lista de reproducción que había programado para esa semana.
De repente sintió la necesidad de levantar el brazo derecho hasta la altura del hombro.
Giró la cabeza hacia la mano mientras una fuerza sobrenatural la invadía y la invitaba a empezar a mover los dedos al son de la música.
Muñeca, brazo, cuello, brazo y mano siguieron las órdenes de un movimiento lento e incontrolable.
Su torso se contagió.
Movimientos circulares y envolventes procedían de su cadera, comunicándose con unas piernas que se elevaban hasta donde nunca las había visto llegar.
Los tobillos giraban en sintonía y los deditos de los pies se convirtieron en los de una bailarina sin puntas que conseguía mantener el equilibrio durante microsegundos.
Se estiraba y se encogía.
Saltaba y se agachaba.
Abría los brazos y giraba para un lado.
Se abrazaba y volvía para el otro.
Se deslizó con movimientos extravagantes por el pasillo hasta que se encontró de nuevo con la cama.
Como si fuera una estrella de rock que se entrega a sus fans, se dejó caer de espaldas y no pudo parar de reír.
Luli ✨