El perfeccionismo asesina más historias que la falta de talento

Tienes claro lo que quieres escribir. Lo que no tienes es la confianza para permitirte escribirlo mal.

Hay gente con talento de sobra que lleva cinco años estancada en el capítulo dos de su proyecto de novela. ¿Por qué? Porque quiere escribir perfecto desde la primera línea.

Pasa con todo. Conozco gente que tiene ideas muy buenas pero no las lleva a cabo por esa «parálisis por análisis» que en realidad es un miedo tremendo al fracaso y al que dirán, todo provocado por un perfeccionismo autoimpuesto.

Traído al mundo de la escritura, lo que bloquea no es no saber qué escribir. Es no querer escribir algo feo, torpe, sucio, imperfecto. Y lo siento mucho, pero solamente escribiendo, aunque sea de esa forma imperfecta, es cuando conseguirás escribir algo bueno.

La creatividad no vive en el orden. Vive en el caos

La semana pasada fallé. No mandé mi newsletter semanal. Iba a dar explicaciones por aquí y en mis redes pero luego pensé ¿a quién le importa? Pero no en un sentido machacante de a nadie le importa lo que hago, que puede ser también, si no que no pasa nada, yo no mando una newsletter un día, porque estoy con otras cosas, y oh, sorpresa, la vida sigue. INESPERADO.

Esperar a tener claridad para escribir es como esperar a estar en forma para ir al gimnasio. Funciona al revés.

La claridad viene después de escribir, no antes. El impulso creativo no nace del control. Nace del desorden, de lo que no tiene sentido todavía, de lo que solo puedes descubrir escribiendo sin saber a dónde vas. Digamos que la creatividad es una linterna que sólo tiene sentido usar cuando estás dentro de un túnel y necesitas encontrar la salida.

Métodos poco ortodoxos para engañar al cerebro y desbloquearte

Te voy a contar mis tres favs para sacar creatividad en esos momentos de caos mental en los que crees que es imposible que te salga nada y realmente lo necesitas. Ya sea porque tienes un deadline o porque lo necesitas sin más.

1. El método “a lo bruto”

Escribo palabras sin parar. Aunque no digan nada. Aunque solo pongas «no sé qué escribir pero sigo escribiendo porque he dicho que escribiría» Algo aparece. Lo juro.

2. El truco de la carta

Me escribo una carta a mí mismo contándome por qué no estoy escribiendo. Soy 100% honesta, nadie más lo va a leer. Y ahí saco todo lo que me está bloqueando de dentro. Lo escupo en el papel.

3. El «escribe mal a propósito»

Tengo un archivo llamado «textos de mierda», así soy. Y en él practico esos textos que bloquean y de los que no sé salir. Para los que no encuentro las palabras correctas o adecuadas. Me libero. Y me da la capacidad de verlo con perspectiva y reescribirlo como tenía que hacerlo.

El bloqueo es solo miedo a fracasar en voz alta

Lo que nos paraliza no es el texto. Es la idea de que si escribimos y no sale bien, confirmamos que no servimos. Por eso muchas veces preferimos no empezar. Porque así, al menos, seguimos creyendo que podríamos haberlo hecho genial.

Pero la verdad es esta: no escribir es el único fracaso real. Todo lo demás es parte del proceso.

Así que, como ya habrás leído en otras de mis cartas, escribe. Escribe igual.
Escribe aunque suene mal.
Escribe como quien se lanza con los ojos cerrados.
Escribe porque no importa nada más.
Escribe porque es lo que te va a ayudar.

Luli ✨

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✨ Mi recomendación sobre los 10 libros de thriller psicológico más adictivos del año en Rísbel Magazine.

✨ Corrí la Carrera de la Mujer, un año más, y saqué esta reflexión sobre la belleza actual.

✨ LISTAS, es como llamo a este nuevo proyecto que estoy publicando de vez en cuando en clave de humor.

✨ Y esto, por si te viene bien: