¿Y si lo que tienes que decir no es para todo el mundo?
No hace falta que lo que escribas le interese a millones de lectores. Hace falta que te importe a ti. Y ese debe ser el punto de partida.
¿A quién le importa lo que yo diga? ¿a quién le importa lo que yo haga? Decía Alaska en una canción en la que reivindica su personalidad fuerte. Pero tú te has preguntado alguna vez ¿a quién le importa lo que yo escribo? con un tono más tirando hacia la preocupación, quitándote valor. Hola, impostora 👋🏼
Estas dudas pueden estar relacionadas con lo que escribía la semana pasada sobre la exposición y la necesidad de aprobación que nos han impuesto a los que nos dedicamos a escribir, con las redes sociales, los algortimos y el posicionamiento. Ahora, si usas determinadas construcciones gramaticales que la IA se ha apoderado ya te ponen en duda. Y es desgastante, lo sé. Porque son muchas cosas y por que tú te quieres dedicar a escribir. Eres feliz haciéndolo y hay estímulos externos que ponen en duda tu trabajo o tu momento de paz al escribir.
A estas alturas ya nos sabemos la teoría; las dudas no se van. Pero ni tan mal, lo importante no es que desaparezcan, sino que no te frenen. Tener una voz propia, trabajar en cerrarle el pico a la voz de la impostora y disfrutar del proceso son los tres pasos más importantes para seguir haciéndolo sin que nada más importe. Porque te cuento una cosa, siempre va a haber alguien que cuestione, siempre va a haber alguien que crea que lo haría mejor, que se diría mejor de otra forma, que así no vas a conquistar los algoritmos. En ese punto mi consejo es pararte a pensar: ¿yo quiero conquistar los algoritmos? ¿quiero escribirle a Google o quiero escribir porque es lo que me gusta, lo que me llena? Es verdad que si quieres llegar más y más lejos en esta aventura digital, hay unas normas que otros han establecido y que limitan la libertad creativa, o al menos, diremos que la modifican. Pero ahí ya entra en juego tu ambición, en el sentido más puro de la palabra.
Ahora bien, no siempre ayuda empujarte a escribir a lo loco, sin más. Hay un enfoque que a mí me sirve, y te lo cuento por si quieres probarlo. (Y aquí va una lista, de esas que tanto le gustan al Sr. Google, por lo visto, pero que a mí me resulta útil en este momento y creo que encaja para lo que te voy a contar).
1. Empieza por preguntarte qué te importa a ti
¿Qué temas no te sueltan? ¿Qué ideas te rondan sin pedir permiso? ¿Qué cosas te llaman la atención cuando nadie mira? A mí me suelen decir que se me da bien escribir humor, que debería retomar los Relatos de la Vida. Es algo que me gustaría hacer, pero en este momento, estoy centrada en empujar a otras personas a escribir porque creo que es muy importante hacerlo y ya habrá oportunidad para retomar ese proyecto, que, de hecho, fue mi primer incursión, hace un año, en Substack.
Te dejo algunos por al final, por si te apetece cotillear.
Con esto quiero decir que si te gusta escribir y lo haces con pasión, olvídate de lo que busca la gente, porque hay personas que necesitan leer cosas que no están buscando. Y eso me ha pasado en muchas de las publicaciones que hago por aquí, que te aseguro que no están planificadas por intenciones de búsqueda, keywords ni nada parecido. Algunas tienen mucho más “tirón” que otras. Y eso está bien. Por aquí entra y sale gente, y no miro cuántos son. Disfruto de cada semana escribir y pienso que a los que llego, ya es un montón.
2. Elige bien a quién le cuentas tus historias
No todas tus historias son para todos los públicos. Y eso está bien.
Al hilo del tirón de mis publicaciones que te comentaba antes, tener esto claro te servirá para entender que no todos tus textos van a gustar a todo el mundo, que algunos llegarán más lejos y otros se quedarán para unos pocos lectores fieles. Esto es lo normal. No sé si estarás de acuerdo conmigo pero hay veces que se aclama cualquier cosa solo por venir de parte de una autora X. Esa persona escribirá cosas mejores y cosas peores, como todos. No podemos pretender que todo sea un éxito solo porque algo un día lo fue. ¡Sería agotador!
3. Trabaja tu voz propia
Aquí voy a insertar una cuña publicitaria para decirte que esto lo he hablado en el número 9 de CHIC (las publicaciones premium de este lugar) y seguramente, si me has leído más veces, sabrás que es algo en lo que incido bastante. Tener un tono de voz es muy importante, porque ayuda a que los puntos que hemos hablado arriba también mejoren. Seguro que hay algún libro que le gusta a mucha gente pero a ti…ñe. Puede que esto le pase también a gente que te lee. No pasa nada, ¿verdad? Habrá gente que empatice con tu estilo y gente que no. Somos muchos, está todo bien. Lo importante aquí es que tú tengas clara y asentada tu voz propia y no la cambies por gustar a más gente.
4. No intentes siempre sorprender
Cuando te dedicas a escribir tienes que hacerlo lo más natural posible. Hay días que te saldrán textos increíbles que los leas y digas tú misma WOW, otros días serán historias cotidianas, recuerdos, frases sueltas…Todo vale si sale de dentro. De una intención genuina de exponer lo que sientes y lo que te lleva a escribir. Porque así es cuando quedará bien, conectarás con gente y no saldrá forzado. Demasiados giros dramáticos, una tensión narrativa sostenida durante mucho tiempo…son aportaciones literarias muy trabajadas que cuando quedan bien, está todo bien, pero que si se fuerzan hacen que el texto pierda frescura, y por lo tanto, enganche menos.
Creo que cuando dejas de buscar lectores con tus palabras es cuando van a ir apareciendo. Así que mi gran consejo es que escribas con naturalidad, y que escribas esas historias que a ti te gustaría leer. Esas historias con las que conectas, que te hacen reír, que te hacen pensar. Porque justo cuando escribes desde ahí, es cuando puedes cambiar las reglas del juego.
Luli ✨
Aquí algunas publicaciones de Relatos de la Vida, un proyecto en pause, que volverá más antes que después.
Uf, lo que cuentas es tan cierto, pero tan difícil. A mi me ha costado mucho considerarme "escritora" porque tengo la ridícula idea de que para definirme como una primero tengo que haber escrito un libro, pero para lograrlo primero tengo que aprender a escribir... solito se cuenta el chiste. Termino comparándome con escritores que murieron hace años y tuvieron una vida completamente distinta a la mía, termino no escribiendo. ¡Qué irónico! Pero con toda la fuerza de los años y del amor hacia la literatura, no me he dejado vencer. Sigue siendo difícil confiar en mis palabras, pero al menos ya lo hago!
Gracias por este texto, ayuda mucho reafirmar lo que he venido aprendiendo en esta lucha y reconforta saber que no soy la única, que no es un defecto... y gracias por leerme hasta acá jaja Saludos!